top of page

LA RUBIA EN EL BAR

Actualizado: 30 mar 2022

-Me lo dicen tus ojos. Ellos nunca mienten… ellos cuentan una historia-


Era alrededor de la medianoche en el bar. El ambiente estaba impregnado con olor a cigarrillo y licor barato. Los ruidos de la gente conversando se entremezclaban con la música pop tropical que allí sonaba. Las luces eran tenues. El ambiente cálido contrarrestaba con el frío que hacía afuera.

Estaba Víctor bebiendo su quinta cerveza. Al hacerlo no podía dejar de mirar a la rubia sentada sola en la barra tomando un Martini. Vestida de rojo. Ojos cafés claro. Espectacular cuerpo. Actitud imponente. Él estudiaba cada movimiento de ella esperando ver la mejor forma de abordarla. En los 45 minutos que llevaba allí sentada ya se le habían acercado dos tipos sin ningún éxito. Al primero los escucho unos segundos y luego se le rio en la cara. Y al segundo ni siquiera le dejo hablar.


La confianza de Víctor era inquebrantable para conquistarla estaba decidido a usar su mejor arsenal. Siendo sus mejores armas su confianza y su sonrisa. Entre pensamiento y pensamiento de repente le invadió una sensación de nervios. Su pierna derecha empezaba a moverse sin parar, y las manos le sudaban. Tal vez la belleza de la chica lo intimidaba un poco, o tal vez había perdido un poco de practica en sus conquistas nocturnas.




Esta era su primera salida después de haber terminado su última relación… ya hace 9 meses de eso. Luego de superar su depresión post-relación toxica decidió que ya era hora de volver a salir al ruedo. En sus tiempos de soltero había sido un hábil “cazador nocturno”. Normalmente le gustaba salir solo decía que así se desenvolvía mejor en su arte de la seducción. Le excitaba volver a las andanzas, pero no podía negar su nerviosismo esa noche.


Cerró los ojos unos segundos intentando imaginar un escenario de conquista que le fuera favorable.


Luego de esto tomó valor. Dos sorbos de cerveza y se levantó de su silla. Poco a poco caminó hacia a ella. Lento y seguro mirándola fijamente en todo momento. Se detuvo ante ella para decirle:

-Soy guapo, extrovertido, cocino, lavo, plancho y me dejo pegar- le dio una sonrisa imponente y apoyo su brazo sobre la barra mostrándole a la rubia lo cómodo que estaba.

Ella quiso contener la risa, pero al final no pudo, luego intento ponerse seria y le dijo:

-Te falto decir que eres vanidoso, y a mí los hombres vanidosos me fastidian- dijo esto para luego beber un sorbo de su Martini intentando mirar hacia otro lado.

-Quería robarte una sonrisa… y por lo visto lo conseguí- dijo Víctor intentando hablar despacio y con voz sutil. Ella no le respondió.

De repente le regreso el nerviosismo y pudo notar como algunos de los presentes en el bar lo miraban con suma atención. Esto en vez de intimidarlo le dio fuerzas para decirle:

-¿No sé qué haces en un bar como este? Aquí se escucha reguetón y música tropical, y a ti te gusta el rock.


Luego de haber dicho esto la mirada de la rubia se desvió hacia Víctor ella clavo sus ojos en él y con suma curiosidad le pregunto:

- ¿Cómo sabes que me gusta el rock?

-Me lo dicen tus ojos. Ellos nunca mienten… ellos me cuentan una historia- (realmente Víctor había notado que la chica tenía una pulsera de la banda “The doors”, y pensó en jugarse esa carta).

- ¿Que más te dicen mis ojos? Si es que se puede saber- le pregunta con interés, alzando la barbilla y tomándose el pelo.

Víctor se tomó unos segundos aprovechando que ahora había captado su atención. Dio una rápida mirada a todo el bar. Notó que las miradas de algunos allí seguían puestas en la pareja. Posó su mirada en ella. La miro a los ojos como examinando cada punto en sus retinas y le dijo:

-Mirando tus ojos me cuentan que eres una persona sencilla. Eres muy cariñosa. Aunque no lo demuestras en un principio a nadie. Te has impuesto una coraza para protegerte. Para alejar de ti a personas que pudieran hacerte daño. Eres muy sentimental. Te afecta lo que la gente te pueda hacer o decir. Aunque por fuera intentas demostrar que eres fuerte. Eres una persona noble de buenos sentimientos. Eres alguien que cuida mucho de los que amas. Odias las mentiras. Eres de carácter tranquilo. Aunque si alguna persona se mete con alguien que amas demuestras el carácter fuerte que tienes escondido. También tus ojos me cuentan que tienes un dolor fuerte del pasado… talvez perdiste a alguien… o te rompieron el corazón- mientras Víctor decía todo esto intentaba no separar su mirada de ella. Hablaba en tono un poco bajo y pausado. Intentando que ella escuchara cada palabra que le decía e intentando descifrar sus reacciones.


Luego de escuchar esto la chica quedo en silencio por unos segundos sin saber que decir. Pensaba que el tipo era alguna clase de brujo o algo así, o talvez poseía una capacidad de percepción que no había visto antes en otro hombre. Pero nada de esto era así. Lo que sucede es que Víctor había cursado hasta sexto semestre de psicología y entendía mucho del comportamiento humano. Por ejemplo, algunas de las características que le había dicho eran muy comunes en un 90% de las personas según varios estudios que había investigado y otras características que mencionaba (las positivas) era más bien la forma en que nosotros queremos que la gente nos perciba. En resumen, había utilizado sus conocimientos de psicología para intentar seducir a aquella chica… y al parecer lo estaba logrando… Ya para este momento Víctor tenía el ego de una estrella de cine.


-Te quedaste en silencio… ¿logré atinar en algo? - preguntó aparentando humildad y sencillez, aunque sabía en el fondo que esas líneas nunca le fallaban. Por lo menos eran las que usaba siempre en sus noches de conquistas tiempo atrás.

-La verdad si acertaste en algunas cosas- dijo ella intentando no sonar muy sorprendida.

Ambos empezaron a contarse detalles de la vida de cada uno. Víctor le contó que trabajaba como Supervisor de ventas en una empresa de venta de electrodomésticos. Que amaba los perros (esto era mentira, aunque pensaba que a ella le debería enternecer). Que tenía casi un año de haber terminado su última relación. Que era hijo único. Practicaba surf. Boxeo. También le comentó que era su primera vez en ese bar… Ella en cambio le conto que se llamaba Paola (por fin la rubia ya tenía nombre). Que tenía 24 años. Estudiaba para azafata. Le encantaba viajar(obvio). Practicaba ciclismo, yoga. Tocaba el violín y así mismo como Víctor ella también era hija única. Se rieron un buen rato. Ella contándole anécdotas de su curso para azafata. El contándole chistes malos. Incluso empezaron a observar a las personas presentes en el bar y gozaban con cada cosa que veían. Las varias rondas de tequila que Víctor había pedido para ambos ya empezaban a surtir efecto sin darse cuenta llevaban hora y media conversando. Las risas de ellos eran un poco estruendosas. Ya la gente del bar los empezaba a mirar raro. Fue en ese momento en que Víctor le rozó levemente el brazo y le preguntó:

-Te invito a tomar algo fuera de aquí… solos tu y yo - le lanzó una mirada coqueta. Ella sonrió.

-Voy al baño y nos vamos- le contestó Paola. Luego tomó su bolso para dirigirse al tocador.

Al verla dirigirse al baño miró con cara triunfante a las personas del bar. Pagó la cuenta y por unos segundos cerró sus ojos para disfrutar el momento. Infló su pecho para tomar aire… y exhaló. Al abrir sus ojos se encontraba sentado solo en la mesa con su botella de cerveza al lado. Frente a él en la barra seguía la rubia sentada sola tomando su Martini con actitud imponente. Su cerebro le había jugado otra vez una mala pasada.

- ¡Pero si todo había sido tan real! - pensaba.

Algo desairado y triste pago la cuenta. Se levantó de la mesa dispuesto a retirarse… había dado dos pasos hacia la puerta cuando de repente se volteó. Miró fijamente a la rubia sentada en la barra por unos segundos hasta que ella se pudo fijar en él y luego Víctor le dijo en voz alta.

- ¡Paola!

La chica lo miró de pies a cabeza y con suma extrañeza le preguntó.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

68 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

VENGANZA

Publicar: Blog2_Post
bottom of page