En la oscura carretera
- mark bass
- 5 nov 2020
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 30 mar 2022
-No importa que tan malo haya sido tu día ten por seguro que siempre puede empeorar-
Eran alrededor de las 11 de la noche. Pedro se hallaba en medio de una desolada calle en busca de un taxi. Vestía su tradicional chaqueta color café de cuero y lentes. Tenía una pequeña mochila negra la cual sostenía con mucho cuidado. Estaba un poco asustado ya que no divisaba a ningún ser vivo por ninguna parte además ese barrio a él le resultaba desconocido. El ladrido de un perro sonando a lo lejos y la parpadeante luz del faro de la calle eran su única compañía. Gota a gota las nubes iban anunciando que se venía un aguacero muy pronto. Lamentaba no haber traído consigo su paraguas. Miraba al cielo como rogando por un taxi. Llevaba media hora en la espera. Aguardó unos 10 minutos más en completa soledad cuando de pronto logra divisar a lo lejos el tan esperado vehículo amarillo. Pedro hace un ademan con la mano y el vehículo se detiene ante él. El chofer baja el vidrio. Pedro lo mira con recelo. Su aspecto le inquietaba un poco. El conductor era de mal vestir, desaliñado, de facciones toscas. Tenia una mirada intensa y penetrante. Aparentaba unos 40 años. De tez morena y algo corpulento. El tipo de persona con la cual no querrías compartir un taxi ni aunque el viaje fuera gratis. El largo rato que llevaba Pedro esperando el taxi en completa soledad le llevaron a subirse en este sin pensarlo mucho.
Se sentó en el asiento de atrás del vehículo diagonal al taxista así podría estar pendiente de sus movimientos. Pedro le indico la dirección a donde debería llevarle. Era un viaje de aproximadamente 30 minutos. Gran tramo del viaje lo tendrían que pasar por una carretera desolada que estaba en reparación. Esto le ponía un poco nervioso a Pedro, pero ya estaba allí y no se iba a echar para atrás. El taxista por unos minutos no dijo nada lo miraba a su pasajero por el retrovisor con intensidad incluso un par de veces volteó su cara para mirarlo de frente. Esto incomodó a Pedro quien apretó fuerte su mochila y le preguntó en tono molesto:
-Dígame ¿le puedo ayudar en algo?
-No amigo disculpe solo lo observaba un poco. Soy un poco curioso, ¿a qué se dedica usted?- preguntó el taxista. Las gotas de lluvia empezaban a caer fuertemente sobre el parabrisas. El auto iba a unos 70km por hora.
-Soy enfermero trabajo en un hospital- dijo Pedro tratando de ser cortante. No le agradaban mucho los taxistas a él… y este peor aún.
-Ah que bueno... y disculpe la pregunta ... que va a hacer allá al barrio adonde lo voy a llevar? ese lugar es un poco peligroso y el camino para llegar allá es muy desolado- dijo el taxista algo inquieto por ratos se metía la mano en el bolsillo derecho de su chompa pero nunca sacaba nada de allí.
La lluvia se estaba volviendo cada vez más fuerte. El auto tuvo que bajar un poco la marcha. Estaban entrando a un camino de tierra. Eran unos 15 kilómetros sin asfaltado. No había ninguna luz que acompañe el camino salvo las luces del vehículo.

-Voy a encontrarme con un amigo le dijo Pedro. Le prometí que iría a su reunión y si sé que allá el sector es peligroso. Gracias por recordármelo- dijo Pedro con algo de sarcasmo. Trataba de ver con detenimiento al chofer. Quería ver como estaba vestido. Miraba todo el taxi... miraba el techo, el piso del vehículo. Trataba de hacerse una idea de todo lo que allí había.
- ¿Disculpe amigo usted es músico? - preguntó el taxista.
La pregunta a Pedro se le hacía de lo más extraña y molesta. Así mismo las miradas incesantes del tipo y esa manía de meterse la mano al bolsillo una y otra vez lo tenían nervioso.
-!No soy músico!. Esto parece un interrogatorio. Sería mucho pedir se concentrara en el camino? El camino esta oscuro y la lluvia muy fuerte.– le respondió Pedro entre molesto y nervioso otra vez apretaba su mochila.
-Disculpe señor mi impertinencia. Tiene razón la pregunta puede ser rara, pero el tema es que no se si ha escuchado en las noticias de un par de taxistas que han aparecido muertos. Fueron estrangulados y ambos cuerpos fueron hallados arrojados en barrancos.
-Algo ví de eso en la televisión y también lo leí en el periódico pero sigo sin entender a que vienen sus preguntas? - le dijo Pedro un poco curioso.
-Ambos fueron asesinados con una cuerda de violín. Salió en las noticias esta semana. Por eso le preguntaba si usted era músico.
Pedro no sabía si reír o si molestarse con el tipo. Por un lado estaba insinuándole poder ser un potencial asesino en serie y por otro lado le causaba gracia la forma tonta de querer averiguarlo.
-Usted cree que si yo anduviera por ahí matando gente se lo diría? Además esos dos crímenes ocurrieron a dos horas de acá muy lejos en otra provincia- Pedro soltó una risa algo sarcástica luego se metió la mano al bolsillo izquierdo de su pantalón. El taxista por el retrovisor lo miraba con suma atención. El vehículo iba bajando un poco su marcha. De su bolsillo Pedro extrae su billetera de allí saca su carnet y se lo muestra al taxista hacia el retrovisor para que pueda ver.
-Lea señor! Aquí dice: Pedro Palacios (haciendo énfasis en cada sílaba) jefe de enfermeros en la clínica “Sagrado Corazón”- luego de mostrarle esto Pedro se sonrió un poco. Talvez le parecía cómica la escena.
-Disculpe ser inoportuno, ¿Qué pensara usted de mí?- decía el taxista sonriendo.
Pedro pensaba que este tipo era alguna clase de homosexual reprimido sobre todo por la intensidad como lo miraba. No podía negar que sentía algo extraño en el sujeto.
-No pienso nada señor- dijo Pedro mientras miraba por la ventana el oscuro paisaje. Con la lluvia cayendo a chorros apenas podía divisar siluetas de árboles.
- Que piensa usted… ¿Qué le pasa por la mente a un sujeto así? -pregunto el taxista. Pedro dejó de ver a la ventana y volteó su mirada al chofer.
-No le entiendo.
-Hablo del loco de la cuerda de violín. El tipo podría simplemente robarle, pero... por que asesinarlo? y de una forma tan perturbadora- preguntó el taxista. Esperando alguna respuesta reconfortante del pasajero.
Pedro volvió otra vez su mirada hacia la ventana contemplando la luna, los nubarrones grises de a poco robaban su luz. La lluvia amenazaba con volverse tormenta. Se acomodó sus lentes y le contestó al taxista:
-Pues pienso que debe ser un tipo con falta de amor. Talvez sufrió algún trauma de niño o ya de adulto alguien le lastimó y encuentra en matar algún tipo de satisfacción oscura que difícilmente usted y yo podríamos entender, pero que pasa por la cabeza del psicópata no me intriga la verdad… a mi me intriga saber que pasaría por la cabeza de algunas de sus víctimas.
-Por qué lo dice? – preguntó el taxista mirándolo por el retrovisor con atención.
-La muerte por estrangulación debe ser algo sumamente intrigante. La muerte no es inmediata. Demora unos segundos. El asesino y la victima están muy cerca, es algo muy íntimo. Imagínese la agonía de los últimos segundos de vida de la víctima. Queriendo luchar por su vida sin poder lograrlo. Suplicando por una oportunidad para poder vivir, pero sin poder hablar. Pensando en todas las cosas que pudo hacer y nunca hará. Queriendo luchar por su vida sin poder lograrlo. Suplicando por una oportunidad para poder vivir. Oportunidad que nunca llegará. Sin poder hablar. Sus ojos se ponen rojos. Su corazón se acelera. La falta de aire poco a poco va acabando con su vida. Luego viene la resignación a la muerte inminente despidiéndose desde lejos de alguna esposa o de sus hijos. Sin ellos ni siquiera poder responderle. La falta de aire que poco a poco va succionando sus pulmones y acabando con su vida. Sus ojos desorbitando. Su lengua sobresaliendo de su boca. Talvez orinándose encima. Me imagino debe ser algo muy triste y patético- le dijo Pedro contemplando a la nada.
-Su respuesta asusta un poco ¿sabe? - dijo el taxista mientras otra vez metía su mano en el bolsillo derecho de su chompa y otra vez no sacaba nada. Pedro a pesar de mirar hacia la ventana con el rabillo del ojo permanecía expectante de los movimientos del chofer.
-Dicen por ahí…si no está preparado para escuchar las respuestas es mejor no hacer muchas preguntas- dijo Pedro ya un poco cansado de tocar temas oscuros en una noche oscura.
El taxista entendió la molestia de Pedro y prefirió cambiar de tema.
- ¿Le cuento lo que me paso la semana pasada? - dijo el taxista esperando alguna respuesta de Pedro. El pasajero no respondió nada .El taxista inicia su relato:
-La semana pasada ya entrada la noche me hizo la carrera una señora. Se subió al taxi muy aprisa y me pidió que siguiera a un carro que estaba a unos metros delante de mí. Ella entre lagrimas me contaba que en ese carro estaba su esposo y que supuestamente él le había dicho que iba a jugar al futbol con los amigos pero ella no creía en ese cuento. Pensaba que ponía de pretexto el deporte para irse a ver con alguna moza que tenía por ahí. Seguimos al carro por alrededor de 30 minutos y durante el trayecto me contaba los corajes que vivía con su cónyuge. Al llegar al lugar señalado nos dimos cuenta que el tipo en efecto iba al encuentro con sus amigos a jugar al futbol. La señora algo decepcionada me dijo que no se esperaba eso, pero que en el fondo ella pensaba que el tipo si le ponía los cuernos. Me aproveche de esta situación para invitarla a tomar unas copas en un lugar que yo conozco y pues… al final pudimos aprovechar esas tres horas que ella tuvo de soltera- reía el taxista al contar esa historia. El taxista miraba a Pedro como esperando que este se alegrara de sus proezas de macho conquistador, pero al pasajero la historia no le hacia ninguna gracia. Cuando niño sufrió la separación de sus padres a causa de la infidelidad de su madre. Estos temas a él le resultaban sensibles y no podía disimular su incomodidad.
Pedro miró el reloj y pudo determinar que estaban ya casi por la mitad del recorrido. Los rayos y truenos se apoderaban de la noche. Cada vez el carro andaba más despacio ya que la tierra de la carretera mezclada con la lluvia formaban un lodazal y hacía que por instantes las llantas derraparan. El taxista una vez más metió la mano en su bolsillo derecho y ahora sí extrajo un cigarrillo. Le pidió permiso a Pedro para poder fumar en el carro. A este no le importó. Le tranquilizó un poco el saber que lo que allí buscaba el taxista con tanto afán era un simple cigarrillo.
-Me imagino que usted debe tener muchas historias de ese estilo-dijo Pedro un poco sarcástico… el taxista no entendía de sarcasmos.
-Modestia aparte si tengo algunas historias así y ¿usted? ¿No desea compartir alguna? –dijo el taxista como esperando escuchar algo que le anime la noche.
-No me gusta contar mucho de mí. Mucho de lo que hago me lo guardo para mí mismo. Me he acostumbrado a amar los secretos. Parece que fuera lo único que hace que la vida sea excitante.
Al taxista no le sorprendía esta respuesta, estaba acostumbrado a lidiar con pasajeros algo peculiares en lugar de eso quiso contarle algo personal:
-La vida del taxista es muy sufrida. Sabe?. El dinero de las carreras muchas veces no alcanza. La competencia es muy fuerte. Me toca trabajar hasta muy entrada la noche exponiéndome a cualquier mal que haya en la calle. Hoy por ejemplo casi no he tenido carreras, ando con cara de amargado por un gran problema que he tenido con mi esposa y para el colmo tengo un dolor de riñones por estar sentado que no se me quita con las pastillas. Hasta ahora mi día ha sido pésimo... pienso que no puede ser peor.
Pedro ahora entendía que no tenía nada de que preocuparse. Este taxista aunque algo extraño era simplemente alguien pasando por un mal día. Volvió a mirar su reloj. Estaba cada vez más cerca de su destino. Pudo contemplar hacia adelante a lo lejos el brillo de las luces indicando que en pocos minutos estarían abandonando la oscura y siniestra carretera. Fue en ese momento cuando Pedro se movió unos centímetros desde donde estaba sentado para quedar justo atrás del asiento del taxista y le dijo a este:
-No importa que tan malo haya sido su día téngalo por seguro que siempre puede empeorar- levemente abría el bolsillo de su mochila negra para sacar la cuerda de violín.
!Gracias por leer! algunas de las historias estan conectadas con otras del blog, te invito a descubrir cuales.
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